Una de las razones por las que Uruguay es conocido es por ser uno de los pocos países que alguna vez ganaron el Mundial de Fútbol.
Aunque la última vez fue en 1950, muchos uruguayos aún sienten que esas viejas glorias les habilitan a seguir siendo relevantes en fútbol.
Pasa algo parecido en grandes empresas: implementaron tecnología de punta que hoy son viejas glorias.
Digital Equipment Corporation (DEC) es una de esas viejas glorias: con la visión audaz de democratizar las computadoras de alta performance habilitó a que científicos, emprendedores y la industria pudieran acceder a capacidades de cómputo a costos mucho menores que las alternativas que ofrecían las grandes corporaciones. Habiendo pasado por muchas manos, el hardware DEC y su último sobreviviente, el sistema operativo OpenVMS, ya son irreversiblemente viejas glorias.
Otros que brillaron en su momento fueron SUN Microsystems y su sistema operativo Solaris, cuya tecnología fue relevante en la evolución de Internet; pero también les llegó su ocaso.
En muchos más casos de los que el común de la gente se imagina, estas y otras “tecnologías legacy” siguen siendo pilares fundamentales en la operación de empresas financieras, de seguros, de salud e instituciones estatales aún hoy en 2025 pese a ya no estar soportadas.
Las razones por las que se llega a esta situación de Deuda Técnica son muchas, pero una de las más fuertes es evitar el riesgo asociado al cambio.
Los temores al cambio no son infundados. Pese a no haber estadísticas concluyentes, hay múltiples casos en los cuales las migraciones a nuevos entornos fueron un total fracaso; por ejemplo, el de TSB en 2018.
Uno de los desafíos más grandes para mantenerse actualizado es que no se puede simplemente tomar las aplicaciones (lógica de negocio) que se ejecutan en “servidores legacy” y reinstalarlas en infraestructura moderna.
Además de la obsolescencia en infraestructura (hardware, sistema operativo), hay grandes desafíos también en los lenguajes y herramientas utilizados para implementar y mantener las aplicaciones y datos que soportan al negocio.
Podemos resumir las alternativas para modernizar plataformas legacy en:
- Refactorizar (Refactor): Reestructurar el código existente sin cambiar su comportamiento externo o funcionalidad. El objetivo es mejorar la calidad, estructura y mantenibilidad del código.
- Reemplazar (Replace): Descartar la aplicación legacy y sustituirla por una nueva solución de software, a menudo una solución empaquetada o un desarrollo completamente nuevo desde cero.
- Replatformar (Replatform): Migrar la aplicación a una nueva plataforma de ejecución (por ejemplo, de un mainframe a la nube) con cambios mínimos en el código de la aplicación.
Modernizar estas aplicaciones complejas puede presentar riesgos significativos y una alta probabilidad de fracaso si se aborda como una simple traducción tecnológica.
La dificultad se agrava porque estos proyectos no solo implican el código, sino también factores culturales, contextuales y de negocio específicos de la organización que están arraigados en el sistema legacy.
Por ello, es absolutamente fundamental que estos proyectos se encaren con equipos que posean una experiencia probada en modernizaciones y migraciones de alto impacto.